domingo, 19 de abril de 2015

El Creyón

Orlando Zabaleta

Entre diciembre de 2001 y comienzos de 2002 me dijeron que era mentira lo que denunciaba Chávez sobre una conspiración para dar un golpe de estado. Y YO LO CREÍ.
Dieron el golpe, y un grupito de militares y empresarios montó a Carmona, pero me aseguraron que todo el país estaba contentísimo con Carmona, que tenía todo el apoyo mediático, político, militar, económico, religioso. Que nadie podía tumbar a ese hombre. Y YO LO CREÍ.
Me aseguraron que Chávez había renunciado y hasta leyeron, aunque nunca la mostraron, la carta de renuncia por la televisión. Y YO LO CREÍ.
El 13 de abril salió un gentío a la calle a reclamar a Chávez, yo no me pude enterar en el momento porque estaba viendo televisión. Por teléfono me confirmaron que Carmona continuaba de presidente y que todo estaba tranquilo, tan tranquilo que en la TV presentaban comiquitas, El Libro de la Selva y Tom y Jerry. Y YO LO CREÍ.
Meses más tarde me dijeron que prácticamente Chávez estaba caído, que nadie lo quería, y que bastaba con una sola semana de sabotear PDVSA para que el régimen cayera. Que apoyara, o me calara, el paro. Y YO LO CREÍ.
Me emocionaron con que “El paro pica y se extiende”, mientras yo hacía colas de 24 horas para la gasolina, y colas en el banco que abría medio tiempo, aunque los intereses de la tarjeta me los cobraba a tiempo completo. Y YO LO CREÍ.
Me asustaron mucho porque juraron que el gobierno me iba a quitar a mis hijos. Que ya los decretos y leyes estaban listos para arrebatarnos los niños a todos los venezolanos. Y YO LO CREÍ.
Me explicaron que el paro se flexibilizó, pero que continuaba.
Cuando el referéndum me aseguraron que todos odiaban a Chávez, que barreríamos en el revocatorio, aunque todas las encuestas pronosticaban lo contrario. Y YO LO CREÍ.
Cuando perdimos, me dijeron que hubo fraude en el referéndum, Y YO LO CREÍ, aunque años después, el mismo que lo dijo ante las cámaras y prometió las pruebas “para mañana”, Ramos Allup, se sacude el bulto y aduce que los demás lo obligaron a decirlo.
Me explicaron que Carter es chavista, porque lo compraron con no sé cuántos millones de dólares y que, evidentemente, la elección manual es más rápida que la automatizada. Y YO LO CREÍ.
En el 2006, me aseguraron de nuevo que ganaríamos. Absolutamente seguro esta vez, que el gobierno estaba chorreado; y algunos jefes del oficialismo ya habían salido del país o estaban en embajadas. Y YO LO CREÍ.
Me repitieron que perdería la casa, que me quitarían los hijos, que hasta le expropiarían la carnicería al carnicero de la esquina. Todos estos años, todos los días, El Nacional, El Universal, Globovisión denunciaban al régimen y repetían que en Venezuela no existía Libertad de Expresión. Y YO LO CREÍ.
Me explicaron que Venezuela está aislada del “concierto mundial”. Que nadie nos quiere tratar, que nuestro país es un paria internacional, aunque Chávez cree la Unasur y la CELAC, y entre en Mercosur. Y YO LO CREÍ.
Me contaron que Chávez no estaba enfermo realmente. Que todo era un truco para ganar adeptos por la vía de la lástima. Y YO LO CREÍ.
En las presidenciales me dijeron que Capriles ganaría las elecciones. Y luego que ganaríamos la mayoría de las gobernaciones. Y YO LO CREÍ.
En las últimas presidenciales, me juraron por su madre que esta vez sí ganaríamos. Luego me dicen que habíamos ganado, pero que no nos reconocían el triunfo. Me revelaron que si se abrían la minoría de cajas que no se auditaron, con esas ganaríamos, precisamente en las cajas que por sorteo entre los miembros de mesa de cada centro no se auditaron estaba nuestra victoria. Me cruzó por la mente que me habían visto cara de pendejo, pero YO LO CREÍ.
Con el decreto del Gran Jefe, informaron que los chavistas estaban chorreaos, que el aislamiento de Venezuela era casi total y que Obama les daría una pela en la Cumbre, aunque los únicos en América que no rechazaron el decreto prácticamente éramos Canadá y yo.
A veces siento que tengo un borrador en la cabeza, que mis brazos son de madera y mis huesos de grafito. ¿Será que me estoy convirtiendo en UN CREYÓN?
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Cuando Gregorio Samsa despertó una mañana tras un sueño inquieto, se encontró en su cama convertido en un horrible híbrido, mitad humano y mitad lápiz. Casi inmovilizado logró voltear con mucho esfuerzo el cuello para verse en el espejo. La cara estaba metalizada y la cabellera se había vuelto un borrador. Brazos y piernas estaban pegados al cuerpo y parecían de madera. Los pies se habían vuelto negros y puntiagudos, como de grafito. Gregorio Samsa se había convertido en un creyón. No era un sueño.

Domingo, 19/04/2015. Lectura Tangente, Notitarde

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