Orlando Zabaleta
A raíz del embargo árabe del 73, el mercado petrolero cambió
drásticamente: los precios subieron y los países productores alcanzaron mayor
control sobre el negocio. Desde allí las creencias sobre la evolución de los
precios del petróleo (usualmente llamadas “predicciones”) se pueden agrupar por
etapas.
Todos pronosticaban que el petróleo tenía alas y subiría y
subiría sin detenerse. Pero aunque la guerra Irán-Irak en el 80 llevara el
barril a 40 $, no había guerra que detuviera la sobreproducción, y en 1981 el
precio comienza a caer. Así nos tocó a nosotros el Viernes Negro. El crudo bajó
con altibajos hasta el 91 cuando se acentúa el desplome del precio.
La OPEP, que había adquirido peso luego del 73, degenera en
los 80 en un club de pinochos. Ante el descenso de los precios, los ministros
de la OPEP se reunían en Viena para fijar ilusorias cuotas de producción que nadie
cumplía. Al continuar cayendo el crudo, los ministros volvían a reunirse y se
volvían a caer a coba.
Venezuela era uno de los miembros más coberos. Luis Giusti y
sus tecnócratas, dictadores en PDVSA, mantenían la sobreproducción dizque “para
defender mercados”. Entre 1997 y 1999 los precios se derrumban hasta los 7
dólares.
Asombrosamente, la OPEP no había realizado una Cumbre de Jefes
de Estado y de gobierno desde su fundación. Para detener el bochinche de los
países miembros, Venezuela hace una cruzada diplomática entre los productores
OPEP y no OPEP. Chávez incluso entra por tierra a Irak, que sufría un bloque
aéreo impuesto por los gringos. La II Cumbre de la OPEP (Caracas, 2000), con
los Jefes de Estado y de Gobierno, sella el compromiso de cumplir las cuotas
para detener la sobre oferta del crudo.
El precio sube y en el 2006 alcanza los 100 $ el barril (aclaremos, los 100 $ de 2006 son más o menos
equivalentes a los 40 $ del 81). La crisis mundial del capitalismo de 2008
desploma la demanda y el precio del petróleo. La recuperación económica ha sido
lenta e inconclusa aún. La demanda de petróleo es sostenida por el crecimiento
de China y la India. En rápida carrera el petróleo traspasa los 100 $ en 2011,
y la creencia-predicción dominante era que el petróleo a menos de 100 $ no
volvería más nunca.
Aparece un nuevo factor: el fracking. El petróleo de esquisto
produce un cambio radical: Estados Unidos, principal consumidor de petróleo del
mundo, aumenta su producción interna y disminuye la importación de petróleo. La
demanda china es insuficiente para sostener el precio. Y empieza el derrumbe. Ahora
la predicción dominante es: No volverá el petróleo a 100 $.
Los factores básicos son la oferta y la demanda, por
supuesto. Pero la especulación alimenta la inestabilidad, se compra petróleo a
futuro no para el consumo sino para la reventa. La especulación analiza
variantes como las perspectivas de la economía, los depósitos de reserva, la
estabilidad política en los países productores. El desarrollo tecnológico en la
producción y el consumo de petróleo afecta la oferta y la demanda.
Definitivamente el petróleo de esquisto ha cambiado el
mercado petrolero. Precisar sus consecuencias no es fácil. Tiene factores en
contra: la resistencia al inmenso daño ecológico que produce; los bajos precios
deberán hacer colapsar algunas de las inversiones en el fracking, como esperan
los sauditas.
Pero el mercado petrolero tenderá a los bajos precios por
unos dos años: petróleo entre 40 y 60 $ es un escenario bastante probable.
Incluso a corto plazo, el petróleo iraní que volverá al mercado y el modesto
crecimiento de China podría llevar el precio a los 30 $.
Evidentemente, los resultados electorales de este año no van
a cambiar esa situación internacional, sobre la cual tenemos poca capacidad de
influir. Enfrentar esta etapa exige ver más allá del cortoplacismo político. Y
también sentido nacional y popular.
Lunes 14/09/2015. Aporrea.
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