Orlando Zabaleta.
La Oposición recogerá las firmas para el referendo
revocatorio. A fin de cuentas salir de Maduro es lo único que hace, propone y
ejecuta. Y lo único que los une. Dejémonos, pues, de manías negacionistas.
El referendo revocatorio es una de las conquistas más
preciadas de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. No es
una parte accesoria de la Democracia Participativa y Protagónica planteada por la
CRBV. Chávez mismo insistió en reducir a 20% el número de electores necesario
para activarlo, ante el proyecto previo que proponía un porcentaje mayor.
La democracia es esencial para el Socialismo del siglo XXI (como
lo recalcó Chávez en el Programa de la Patria). Es la lección que sacamos de
los procesos latinoamericanos de este siglo, y de la experiencia del llamado
“socialismo” del siglo XX.
La Derecha esgrime la palabra “democracia”, según el guion de
la Guerra Fría, mientras despoja al pueblo del poder de decisión. La Derecha es
antidemocrática, como lo ha demostrado aquí y en el mundo entero con
intervenciones, dictaduras, invasiones, golpes de estado. Una izquierda que no
entienda que la democracia no es un terreno ajeno ni prestado para ella no
tiene futuro, ni entendió nada de lo que ha pasado en el último siglo.
Sería torpe, torpísimo, regalarle a la Derecha la
democracia. Igual que la defensa de la Constitución. No se puede defender la
Constitución matándola: no da resultado.
Así que si el diablo es ciudadano venezolano y mayor de edad
(debe serlo por viejo) tiene el derecho de recoger firmas para revocar a
cualquier funcionario electo. La defensa del referendo es un asunto de
principio.
Y también es un asunto de realismo. Si se enfrenta el
revocatorio menoscabando el derecho legítimo, para impedirlo, estaríamos
jugando con fuego. ¿Alguien cree que el país aguantará un año de escaramuzas legales
por este revocatorio? Sería como ponerle una tapa con piedras a una olla de
presión y aumentar la candela. Hay que ser bien irresponsable para no verlo.
Es también claro que, si las cosas siguen igual, la Derecha ganaría
el referendo. Algo hay que aprender del 6D. Por ejemplo, que las consignas y
las emociones no suplantan la realidad. Ante el avance de la crisis, hoy más
dura que en diciembre, los dos millones de votos chavistas que se abstuvieron
¿estarán arrepentidos o crecieron a 3 millones o más?
La crisis económica es la pira que nutre la crisis
socio-política, mientras la mala gestión económica y política del gobierno la
potencia. La Derecha, como el 6D, no tiene que hacer campaña en el referendo, ni
tiene que confesar cuál será su programa de gobierno. La escasez, las colas, la
inseguridad, la corrupción, la ineficacia harán la labor por ella.
Habiendo ya transcurrido un tercio del año, el gobierno
enfrenta la crisis con guiones mediáticos, y agota el preciado tiempo de
respuesta. Así desmoraliza y desmoviliza a amplios sectores populares. Igual
que el 6D, nos llevará a una derrota que abrirá las puertas a la Derecha.
La mayoría de los venezolanos considera que el gobierno ha
sido incapaz de enfrentar la crisis y que su impericia la ha profundizado. A la
vez, la mayoría de los venezolanos “desearían” que fuera el gobierno el que
resolviera la situación. Ambos datos parecieran contradictorios, pero no lo
son. Expresan que los descontentos, aunque desesperados, tampoco confían en la
Oposición, porque la conocen. Y presienten lo catastrófico de un gobierno de la
Derecha.
El gobierno debe empezar con la autocrítica y hacer un giro
gigantesco. Hablar con transparencia: dejar de ocultar infantilmente la crisis.
Sacar a tantas figuras que han demostrado su incapacidad en cuanto cargo lo han
puesto. Hacer un combate duro contra la corrupción, que tenga resultados que
ejemplifiquen el cambio de rumbo. Casi todos los motores necesitan dólares (esa
es la triste realidad), así que debe presentar un plan realista. Sólo con la
autocrítica y la transparencia, con una política de cambio, con resultados
concretos, podrá el gobierno volver a conectarse con amplios sectores
populares. Esa es la política correcta para enfrentar el referendo del diablo,
no hacer cruces y sermones.
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