Orlando Zabaleta
Los humanos no podemos vivir sin mitos. Acaso inevitablemente
moramos en ellos, y ellos moran en nosotros. Pero hay mitos y mitos. Los que
forman y los que deforman. Los que sirven para andar y los que paralizan. Los
que esclarecen y los que confunden.
El mito de nuestros indígenas sobre el Dorado buscaba alejar
al invasor colonialista. Que el depredador continuara su camino bien lejos. Era
un mito creado en defensa propia. Pero los que inventan los controladores de la
“opinión pública” son mitos creados en ofensa impropia. En ofensa de la mayoría
y en defensa de intereses muy impropios.
Vamos a examinar algunos de los mitos más persistentes en la
retórica diaria.
El libre mercado
existe
Además de habitar en los libros y en la palabrería de los
opinadores, nadie sabe en dónde existe el libre mercado. En realidad
desapareció al arrancar el siglo XX. Los monopolios eliminaron la libre
competencia, tan estudiada por los economistas decimonónicos. Los economistas
posteriores, quizás para no perder el oficio, decidieron no darse por
enterados.
Hasta las dos bodegas cercanas a mi casa están cartelizadas.
Si una sabe que está vendiendo el café más barato que la otra, inmediatamente
sube el precio.
Las transnacionales son las primeras defensoras de la
“libertad de mercado”. Porque los grandes monopolios mundiales de la industria
petrolera, farmacéutica, automotriz, financiera, no compiten con las industrias
nacionales, simplemente las destruyen. La “libertad de comercio” es la libertad
para los monopolios.
El capitalismo es
sinónimo de democracia
Pregúntenle a Pinochet si eso es verdad. En Chile se
hizo la primera implementación a fondo
del neoliberalismo, que no es otra cosa que capitalismo puro, sin controles. Total
“libertad de mercado” y nada de democracia.
Históricamente, la democratización no fue una concesión de
los gobiernos liberales, sino el resultado de una dura lucha de las
organizaciones obreras y populares del mundo. Fue el cartismo, movimiento
obrero inglés, el primero que planteó la lucha por el sufragio universal,
directo y secreto. Y la socialdemocracia y los sindicatos europeos la
continuaron. Capitalismo y democracia son cada día más antagónicos.
La SIP defiende la
libertad de expresión
La SIP es la agrupación de los dueños de las grandes cadenas
de periódicos, de los monopolios mediáticos. Su conferencia fundadora en 1943 se
realizó en La Habana bajo la dictadura de Batista. Participó en golpes de
estado en contra de presidentes que no agradaban a los gringos (Arbenz,
Allende) y luego cobijó a las dictaduras que surgieron de esos golpes. La
inmensa mayoría de los dictadores latinoamericanos han sido buenos amigos de la
SIP.
La SIP era el primer enemigo de las organizaciones gremiales
de los periodistas, cuando esos gremios funcionaban como tales. Por ello se
opuso tercamente a la Ley de Colegialización de los periodistas impulsada por
la extinta y combativa AVP.
Estados Unidos es el adalid
los derechos humanos
Estados Unidos es el principal violador de los derechos
humanos en el mundo.
En Guantánamo, territorio usurpado a Cuba, mantiene una
prisión que no tiene ninguna limitación legal ni humanitaria. Presos aislados,
torturados, sin derecho a la defensa. Allí ni siquiera se cumple el derecho
humano más antiguo y elemental del mundo moderno, el habeas corpus, que obliga
a los estados a presentar ante un juez al detenido.
Estados Unidos no es firmante del Estatuto de Roma que creó
la Corte Penal Internacional. No acepta su jurisdicción. Tampoco es parte de la
Comisión de Derechos Humanos de la OEA, comisión que controla y utiliza
descaradamente para sus propios fines.
Cualquier país amigo de los Estados Unidos puede violar los
derechos humanos y está protegido por un manto de silencio por parte de la SIP.
Vean Colombia, México, Arabia Saudita, Israel, y muchos otros horrorosos etcéteras.
Domingo 31/05/2015. Lectura Tangente, Notitarde
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