Orlando Zabaleta
No me parece justo, ni útil, echarle toda la culpa de la crisis
económica actual a la “guerra económica”.
No pongo en duda que sectores de la burguesía nativa (que no
nacional) e internacional gasten dinero o dejen de ganarlo (que para el burgués
es lo mismo) en la desestabilización económica (cerrar o paralizar fábricas,
mantener inventarios ociosos, etc.). Esas son acciones bélicas: cuestan dinero
y no son la pauta normal del capitalismo. Ya lo vivimos en el saboteo petrolero
de 2002-2003.
Pero la mayoría de las “acciones” que actualmente afectan
nuestra economía son vulgares conductas normales del capitalismo. Y, a
diferencia de las acciones de guerra, no exigen sacrificios. Por el contrario,
les dan dividendos a quienes las
ejecutan. Buscar la máxima ganancia es el norte del capitalismo. Vender con
sobreprecio, en Colombia, en la bodega o donde sea, es (¿se puede dudar?) un
típico proceder capitalista. Y acaparar hoy para vender más caro mañana también
lo es.
Aclaratoria lateral 1:
A pesar de la creencia popular, la especulación comercial no es la esencia del
capitalismo. Porque la especulación no crea riqueza: se apropia de riqueza ya producida.
Para que el comerciante venda la apetecida mercancía a un precio excesivo
alguien ha tenido que producirla antes. Y es allí, en la producción, donde está
la esencia del capitalismo; donde el capital le roba la plusvalía al trabajo.
Si hay ciertas condiciones, pues, el capital, además de
apropiarse de la plusvalía (que es parte del valor de la mercancía), especula: vende
con sobreprecio el producto. No es que, por arte de magia, “aparezca” un valor adicional
en el acto de comercio: lo que se apropia el especulador se lo quita (roba) al
comprador, al consumidor, que usualmente lo obtuvo de su trabajo.
La condición para que se produzca la especulación comercial
es la escasez, por supuesto; que nadie pagaría tres veces el precio de la
harina si esperara conseguirla regularmente y sin problemas.
En nuestro caso, las causas de la escasez son la producción
insuficiente, la extracción hacia Colombia y el acaparamiento. Lo de la poca
producción es un mal crónico del país. No lo notamos cuando tenemos dólares
como arroz. Si nos falta algo, lo importamos y listo. Por eso, precisamente, es
que somos un país rentista-petrolero. Lo de la extracción o contrabando expresa,
además de las ansias capitalistas de unos delincuentes, un desequilibrio: un
paquete de harina se vende a dólar de 6,30 Bs. en forma legal, y en forma ilegal
se vende a dólar libre. El contrabando necesita mucha gente, lo que se llama
una red, una mafia, pero el desequilibrio es de tal magnitud que puede mantener
redes gigantescas. El rapaz bachaquero solo existe en un entorno que lo
propicia (porque, hay que repetirlo, estamos en capitalismo).
Aclaratoria lateral 2:
Es un sinsentido afirmar que el “socialismo” es el responsable de la crisis,
cuando son prácticas normales del capitalismo rentista las que producen la
situación. Es verdad que algunos aprovechan para culpar al socialismo,
prevalidos de su ignorancia o de su mala fe; pero también esta absurda
acusación se alimenta de esa utilización vaporosa y desmedida de la palabra “socialismo”
que se impuso (ejemplo entre muchos: en lugar de colocar un letrero que dijera con
franqueza “Arepera Subsidiada”, se colocaba uno que decía “Arepera
Socialista”).
Enfocarse en el factor “guerra económica” oculta los
factores más importantes: la producción insuficiente y los desequilibrios
económicos. Contra la guerra económica se pueden y deben usar medidas
policiales: reprimir el contrabando, el acaparamiento y la especulación. Pero
si radical significa ir a la raíz, como le gustaba repetir a Chávez, hay que
enfocarse y actuar sobre los factores que sustentan la crisis y no solo sobre
sus síntomas. Hay que ser radical de verdad.
Domingo 09/08/2015. Lectura Tangente, Notitarde
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