Orlando Zabaleta
La Oposición cuenta con personajes inteligentes. Aunque no
lo parezca. Y no lo parece porque no los publicitan mucho, o la prensa mutila
sus declaraciones peligrosas o las oculta entre la gritería de trastornados
opinadores y declarantes de pasmosa incapacidad de análisis.
Hay ejemplos. Luis Vicente León es un buen analista, investigador
de eso que llaman “opinión pública”. Y también está Henry Ramos Allup: un
político tradicional, es cierto; pero a quien el obligado realismo que aprendió
lo impele a ser lúcido y estudioso. Ambos tienen el sano impulso de explicarse
lo que ocurre, y no exorcizarlo con argucias, emociones y sonoros argumentarios.
Hablo de capacidad de análisis, reitero, no de buenas o
malas intenciones ni de juicios éticos. Siempre he dicho que a la inteligencia
hay que respetarla donde quiera que se encuentre, hasta en el enemigo.
Pero en una sociedad tan polarizada, donde unos igualan la
Patria a un paquete de harina y otros asumen que la Patria no se vende (golpe,
guarimbas y etcéteras de por medio), necesariamente se alcanzan extremos de
necedad.
Últimamente he revalorizado a los inteligentes de la
Oposición. Me imagino sus duros esfuerzos para dialogar con los delirantes. Difícil
diálogo incluso sobre análisis simples. Pongamos por caso las Primarias del
PSUV.
Lo más evidente: la participación en esas primarias
sorprendió a todos, en primer lugar a los organizadores. Demostró que el núcleo
duro del PSUV es más grande que el núcleo duro de la Oposición. No vale la
excusa de los recursos de transporte: la capacidad de movilización solo
funciona si hay a quien movilizar, eso lo sabe cualquier político con
experiencia mínima.
Lo más complejo: un sector importante del pueblo chavista se
moviliza para respaldar el proceso bolivariano. Ello no significa que no lo
afecte la escasez y la inflación. Pero su sabio instinto popular le dice que la
Oposición no puede hacer que suba el precio del petróleo ni tiene más plan que el
que perpetró contra las mayorías pobres en los 90. Incluso un sector de los
votantes, yo incluido, fuimos a votar a pesar de tener críticas sobre la
política, o la falta de política, del gobierno para afrontar la situación.
En el marco electoral, es lógico asumir que el mayor núcleo
duro del chavismo le da una ventaja en los comicios venideros. Pero la escasez
y la inflación carcomen la votación chavista: producen abstención en sectores
populares, que no van a votar por la Oposición, pero expresan su descontento
con la abstención. En estas parlamentarias el triunfo no está seguro para
nadie. Es una batalla difícil para ambos, chavismo y oposición, porque no
estamos en tiempos sosegados.
Luis Vicente León dijo cosas similares en unos twists que
lanzó. Con sordina reconoció la movilización del chavismo. Luego la relativizó
como factor de victoria, y concluyó que la campaña será muy difícil para las
dos partes. Sospecho que esas afirmaciones las comparte Ramos Allup. Pero ambos
tendrían problemas para explicarse en una reunión de la Oposición.
Apenas digan que la votación de las Primarias del PSUV fue
importante, cuando el público los abucheará histérico hablando de las colas y
de la escasez. Sí, sí, intentarán argumentar los inteligentes, ya discutiremos
eso, pero vamos a analizar qué significó esa movilización. Pero no, el público no
los dejará continuar: repetirá hasta el cansancio todos sus credos: que si
fueron obligados a ir, que si le dieron carne.
A mí me pasó. Puse conceptos similares en mi Facebook y
salieron un par de voces a discutir no lo que significaban las Primarias, sino
las colas y la escasez. Es decir, a repetir lo mismo que han creído durante 15
años: el pueblo chavista no existe.
Así que, de verdad, lo digo de corazón: Pobrecitos los
inteligentes de la Oposición. Los compadezco. Con razón le ha pasado a la
Oposición todo lo que ha pasado.
Domingo 26/07/2015. Lectura Tangente, Notitarde
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