jueves, 15 de diciembre de 2016

Abrí una librería

Sí, amigos lectores, abrí una librería... aunque virtual. Está en la pestaña "Librería epub" (podría cambiarle el nombre más tarde).

Están en formato "e-pub", un formato de libro digital estándar. Los programas lectores de "epub" son muchos y, además, son gratis. Elegir uno es un asunto de preferencia; nombro algunos solo como referencia: Sumatra, Adobe Digital Editions, Calibre. Es sencillo descargarlos por Internet.

Hasta ahora he colocado MÁS DE 1.100 LIBROS. Están en orden alfabético según el apellido del autor. Seguiré colocando libros, no sólo en las "letras" que faltan (voy por la "M"), también agregaré nuevos títulos en las letras ya colocadas, según los libros que vaya consiguiendo.

Ya es, creo, una buena colección: literatura, historia, economía, sociología, y temas diversos. Como toda selección hay mucho del seleccionador en los resultados. Inevitable, hasta algún libro estará allí nada más porque me topé con él en la temprana adolescencia.

Espero que disfruten de la librería. Y que le sea útil para algo (que en el caso de las lecturas, lo útil y el disfrute no siempre coinciden), que aprendan y desaprendan muchas cosas.



Posdata:
A pedido de algunos amigos: he aquí los vínculos a algunos programas lectores de epub. Todos son gratis, y hay muchas otras alternativas.

Yo utilizo Calibre, programa que permite la edición y hasta la creación de archivos e-pub. Calibre también gestiona los epub (al adicionarlos a la lista, Calibre crea una versión específica del archivo). Pero, sólo como lector es muy bueno, y he leído que algunos lo utilizan nada más que para leer epub.

Sumatra PDF lee archivos e-pub y otros formatos digitales. Yo no lo he usado, pero tengo buenas referencias. Es el más simple y el más rápido.

Adobe Digital Editions está respaldado por Adobe, y es mayor ventaja porque es un poquito lento.


Lectores de e-pub

Adobe Digital Editions

Calibre

Sumatra PDF


martes, 13 de diciembre de 2016

Ya Merentes habló (al fin)

Orlando Zabaleta.


Muchos venezolanos estábamos sospechando que el Directorio del Banco Central de Venezuela, incluyendo a su presidente Merentes, hacía tiempo que se habían ido del país. O, al menos, que se sentían jubilados de sus funciones.
No solo por los datos que no publican (y que deberían publicar), sino por las miles de dificultades que causa el hecho de que se necesiten al menos cinco billetes de la “más alta denominación” (es decir, billetes de 100 Bs.) para comprarse un café marrón grande en la panadería de la esquina. O sea: problemas como bancos con necesidades de efectivo, cajeros vacíos a cada rato, comercios haciendo negocio con los “adelantos” de efectivo, etc., etc. Hay que vivir fuera del país para no enterarse de este zafarrancho.
Los rumores hablaban de unos nuevos billetes que saldrían en diciembre. Fuentes anónimas vinculadas al BCV eran citadas por los periodistas. Pero el Directorio seguía mudo: ni confirmaba ni negaba esas especies, por lo cual seguían siendo rumores.
Sin billetes, por supuesto, la crisis de los pagos electrónicos del pasado 2 de noviembre tuvo mayores efectos en una economía que anda sedienta de efectivo hasta para esos pagos que, bueno, todavía habría que llamar “menores”. El botellón de agua potable, la bombona de gas, el pan de trigo, el litro de leche, etc., valen varios billetes de altísima denominación.
Entonces el BCV se decidió a hablar al fin. Un comunicado informa que sí es verdad lo que expresaban los diarios, que se esperan billetes de mayor denominación, “nuevos”, para el 15 de diciembre. Y aprovecha el BCV para publicar un nuevo aumento de las tarifas bancarias.
Entonces aparece, al fin, Merentes, el propio, el presidente del Banco Central de Venezuela y nos presenta los diseños de nuevos billetes que se sumarán al cono actual. O nos re-presenta, porque son los mismos diseños actuales con los números cambiados. La razón (o excusa) para no presentar diseños nuevos no es que estén retrasados en el proceso, sino que esos diseños recibieron un premio hará 8 años.
Y el presidente del BCV, de cuyas palabras están pendientes millones de adultos de todo el país, decide que mejor les habla a los niños. Y empieza a contar el significado y las historias de las figuras que aparecen en los billetes. Comienza con Miranda, dónde estuvo, que hizo, que gran biblioteca tenía, y pasa por todos, que si Negro Primero, Simón Rodríguez, Guaicapuro, Luisa Cáceres de Arismendi. Y tampoco olvida a la tonina, al oso, a la tortuga que aparecen en los billetes.
La cosa es más incomprensible (y hasta grotesca) precisamente porque los diseños no son nuevos, son viejos para los venezolanos. Y porque el trasfondo del problema del cono monetario nos sigue acogotando.
Señor Merentes, los adultos hubiéramos apreciado que nos explicara la razón del inmenso retraso para enfrentar el problema. Para ser franco, a mí no se me ocurre ninguna buena excusa, y por lo que veo a usted tampoco. Pero también los adultos esperábamos un cronograma sobre la entrada en circulación de esos billetes. Sólo nos dejó claro que el 15 entraría el billete de 500, y “luego” el de 5.000, y más tarde los otros. Se le hubiera agradecido mucho un cronograma, no vaya a ser que tengamos el de 500 (porque ya llegó al país) el 15, y el “luego” se convierta en “veremos”, que eso ha pasado mucho.
El problema del cono monetario inadecuado es un problema que no teníamos que sufrir. Una cosa es que se desplome el precio del petróleo, y es poco lo que podemos hacer contra eso. Y otra cosa es la falta de previsión o (si se previó) de acción. Le recomiendo que no construya una súper-comisión con doctores en economía y matemáticas para monitorear la vigencia del cono monetario, simplemente esté pendiente del costo de un café grande y cuando el café valga la quinta parte del billete de mayor denominación declárese en emergencia y salga a resolver el problema. Es más simple.